Esta semana Kódigo Malva quiere rendir homenaje a una activista y filántropa destacada que pese a su discapacidad (sordoceguera) promovió el sufragio femenino, los derechos de lxs trabajadorxs y otras causas relacionadas.
Helen quedó sorda y ciega a causa de una enfermedad cuando tenía 19 meses de edad. Llegó a desarrollarse culturalmente y a ser una escritora, oradora, activista política y conferenciante pública mundialmente famosa.
Helen no se desanimaba fácilmente. Pronto comenzó a descubrir el mundo usando sus otros sentidos. Tocaba y olía todas las cosas que estaban alrededor de ella y sentía las manos de otras personas para «ver» lo que estaban haciendo e imitaba (copiaba) sus movimientos. Cuando tenía siete años inventó 60 signos diferentes que le servían para comunicarse con su familia. Al no poder expresarse ni hacerse entender bien, su frustración aumentó y su rabia iba empeorando. Fue justo cuando la familia contrató a una educadora que fue clave en su vida, Anne Sullivan que se encargó de su formación y logró un gran avance en la educación especial. Continuó viviendo al lado de Sullivan hasta la muerte de esta en 1936.
Helen llegó a licenciarse convirtiéndose así en la primera persona sordociega en obtener un título universitario. Mientras cursaba los estudios empezó a escribir sus primeras obras y cuando los finalizó escribió varios libros. También se unió al Industrial Workers of theWorld por la lucha obrera y se incorporó a la vez a organizaciones reconocidas por su lucha contra el racismo en Estados Unidos.
Durante la Primera Guerra Mundial, Keller fundó la organización Helen Keller International (HKI), que se dedica a realizar investigaciones sobre la visión, la salud y la nutrición. Y en 1918 participó en la creación de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, cuyo propósito era defender y preservar los derechos individuales y las libertades garantizadas a cada persona por la Constitución y las leyes de los Estados Unidos.
Keller se convirtió en una oradora y autora de fama mundial, y fue considerada a la vez una ferviente defensora de las personas con discapacidad. Mantuvo una postura pacifista a lo largo de su vida y tocó en sus escritos temas controvertidos como la prostitución y la sífilis, además se dedicó realizar arduas campañas y escritos sobre la clase trabajadora, especialmente desde 1909 a 1921. Recibió algunos premios cuando aún vivía.
En 1999, Keller obtuvo el quinto puesto en una encuesta de Gallup sobre las personas más admiradas del mundo del siglo XX.En 2003, Alabama honró su memoria con la edición de una moneda de 25 centavos con su imagen y un hospital de Sheffield y diversas calles de Zúrich, Getafe, Lod, Lisboa y Caen llevan su nombre a modo de homenaje.
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