Esta semana Kódigo Malva quiere homenajear, con motivo del 27 aniversario de su muerte, a la que es considerada la cantante de ópera más distinguida del siglo XX.
Conocida como María Callas su nombre original era María Ana Cecilia Sofía Kalogeropoúlou. Fue una soprano griega nacida en Estados Unidos capaz de revivir el bel canto en su corta pero importante carrera, fue llamada «La Divina» por su extraordinario talento vocal y actoral.
Reconocida como la más famosa cantante de ópera del periodo de posguerra, combinaba una impecable técnica del bel canto con un gran talento dramático. Era extraordinariamente versátil, ya que su repertorio iba desde la ópera seria clásica, como La Vestale de GaspareSpontini, hasta las óperas de Giuseppe Verdi, o Giacomo Puccini. Sus estudios de la coloratura le permitieron cantar papeles tan diferentes, pero este esfuerzo aceleró el deterioro de su voz y le acarreó múltiples críticas.
Fue una mujer alta y muy corpulenta, en esa época decidió bajar de peso para «hacer justicia a Medea», papel que interpretaría en La Scala. Entre 1953–1954 bajó más de 36 kilos (80 libras). Cuando reapareció como la tísica Violetta de La traviata, una joven cortesana, en un primer momento ni el director orquestal la reconoció pero halló la cantante-actriz ideal para sus escenificaciones cinematográficas. Luego representaría muchos más papales.
En la Traviata de Verdi, el autor pone un enorme espejo en el escenario donde se verá reflejaba toda la platea, resaltando los errores de una sociedad enquistada en una hipocresía machista y de clase, imaginad lo que pensarían a mitad del siglo XIX cuando incluso hoy en día la promiscuidad masculina es vista con buenos ojos comparándola con la femenina y el mundo de la prostitución sigue siendo uno de los temas más polémicos sin resolver en nuestra sociedad.
Según las personas expertas María Callas fue la soprano que mejor interpretó el papel de Violetta y cantaría junto al joven tenor canario Alfredo Kraus en Lisboa una de las representaciones más aclamadas de La traviata. Esta función de 1958 es considerada, pese a su sonido precario, como la mejor grabación de esta ópera.
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