El pasado 30 de mayo visionamos la película No soy un hombre fácil de Eleonore Pourrait, directora, escritora y actriz feminista. Esta misma directora fue la que hizo el cortometraje “La mayoría oprimida”, que arrasó en redes sociales. Esta vez quiso llevarlo a la gran pantalla y grabó una historia parecida con No soy un hombre fácil, que cuenta la historia de Damien, un hombre con actitudes muy machistas que, después de un golpe en la cabeza, despierta en un mundo donde las mujeres dominan y los hombres sufren las mismas opresiones que las mujeres vivimos en el mundo real.
El debate estuvo muy interesante y en él se habló de como en la película se ridiculizan los roles y las expresiones de género tomando cada cliché y dándole la vuelta para aplicárselo a los hombres. En la película se puede ver el acoso callejero, la violencia sexual, la cosificación del cuerpo masculino, mujeres ocupando puestos de liderazgo, hombres ocupándose de todo el cuidado de los hijos e hijas, mujeres burlándose de “los masculinistas”, que sería el equivalente a las feministas, entre otras cosas, en definitiva, los roles de género invertidos.
En el debate se habló del final de la película en el que se vuelve a la realidad, si es que alguna vez dejó de existir, o siempre estuvo ahí, escondida. La protagonista femenina de la película, Alexandra, despierta en el mundo del que le hablaba Damien, se topa con la realidad, nuestra realidad, en medio de una manifestación feminista.