Las Sesiones (2012) es una película estadounidense dirigida por Ben Lewin y protagonizada por John Hawkes y Helen Hunt, cuyo guión está basado en hechos reales. Se trata del ensayo que Mark O’Brien (poeta y periodista estadounidense) escribió sobre su propia vida y a partir del cual se desarrolla toda esta historia. Cuenta cómo Mark O’Brien, de 38 años y tetrapléjico (por una enfermedad sufrida en la infancia) decide que por primera vez en su vida quiere mantener relaciones sexuales y así perder su virginidad. Cuenta con la ayuda de varios personajes (amiga, terapeuta, sacerdote, cuidadores) para llevar a cabo su plan, y al fin contacta con una terapeuta sexual.
La impresión general de todas (o casi todas) es que se trata de una buena película, bien hecha y que cuida detalles y aspectos con bastante delicadeza. En general gustó. Si bien la temáticas principales de esta producción son la “diversidad funcional” y la “asistencia sexual”, el debate que surgió tras verla se centró sobre todo en esta última, entre otras cosas porque forma parte de uno de los ejes de trabajo que desde Kódigo Malva nos hemos propuesto estudiar para este año; el trabajo sexual.
Otro aspecto que nos llamó la atención y sobre el que se habló fue el androcentrismo (e incluso falocentrismo) subyacente a toda la historia. Intentando analizar la película con perspectiva de género, nos hicimos varias preguntas. Si la película la hubiese dirigido una mujer, ¿Cómo de diferente habría sido el enfoque y el resultado? Y si la historia hubiese sido contada por una mujer, es decir, si la protagonista hubiese sido una mujer, ¿qué imaginamos que podría haber contado? Una de las cosas que comentamos fue que quizás el tema de la necesidad sexual no habría aparecido, o no al menos de esa forma.
¿Por qué? Bueno, porque existe esa idea generalizada de que un hombre no es tal si no ha perdido la virginidad (y de esta forma se expone en la película), como si fuese una necesidad sólo para los hombres. De hecho, si pensamos (en términos generales) en quién contrata servicios sexuales más a menudo, más o menos todas tenemos claro que suelen hombres más que mujeres, aunque no hemos encontrado datos estadísticos con respecto al tema de la asistencia sexual. En torno a la prostitución masculina sí hemos encontrado que cada vez hay más mujeres que contratan este tipo de servicios, aunque son datos del Reino Unido.

En cualquier caso, si la prota hubiese sido una mujer el relato, sospechamos que, habría sido completamente diferente.
Para muchas de nosotras la asistencia sexual era algo bastante desconocido. Simplemente se la incluía dentro del trabajo sexual, sin más. Sin pararnos a pensar en ello hasta ahora, nuestra compañera Pili investigó y hubieron varios aspectos a destacar (algunos enlaces y webs interesantes y que podían clarificar un poco el tema de la asistencia sexual en España):
Una de ellas es asistenciasexual.org , donde explican de forma bastante clara en qué consiste bajo su punto de vista. Lo hacen a través de cuatro puntos:
1. ¿Qué entendemos por “asistencia sexual”?
Un tipo de trabajo sexualque consiste en prestar apoyopara poder acceder sexualmente al propio cuerpo o al de una pareja. La persona asistente no es alguien con quien tener sexo, sino alguien que te apoya para tener sexo contigo misma o con otras personas. La persona asistida decide en qué y cómo recibe apoyo, esa es su forma de autonomía para explorar su cuerpo o para masturbarse.
2. ¿Qué tareas lleva a cabo la persona asistente?
Aquellas que la persona asistida no puede hacer por sí misma: explorar su cuerpo, masturbarse, conseguir posiciones y/o movimientos en prácticas sexuales con otra persona. La persona asistida no accede sexualmente al cuerpo de la persona asistente: no hay besos, abrazos, coito, caricias, sexo oral, etc. La persona asistente no tiene entre sus tareas excitar a la persona asistida, ni excitarse ella, ni sentir placer, ni educar ni intervenir terapéuticamente, su intervención es puramente instrumental.
3. ¿Para quién es la asistencia sexual?
Para personas que no pueden explorar su cuerpo, masturbarse y/o realizar algunas prácticas sexuales con otra persona sin el apoyo de alguien, es decir, para personas cuya forma de autonomía consiste en hacer esas tareas con las manos de otra persona y con sus propias decisiones.. No todas las personas con diversidad funcional necesitan asistencia sexual. En el caso de ladiversidad intelectual, la persona tutorase responsabiliza de establecer con asistente y asistida el protocolo para determinar qué puede decidir la persona con diversidad intelectual por sí misma, qué decide con apoyo y qué no decide.
4. ¿Quién puede ofrecer asistencia sexual?
Cualquiera que reúna los requisitos legales para trabajar. La persona asistente puede estar dada de alta como autónoma o estar contratada por una empresa o entidad. Es importante que sea un trabajo, y no un voluntariado, porque hay que garantizar un derecho.
Por su parte, en 2015 se celebraron una jornadas en Barcelona tituladas “Asistencia sexual, una figura en construcción” en las que concluyeron que la figura del/la asistentx sexual aparece como algo nuevo, como un nuevo rol a caballo entre la asistencia personal (sus manos son las manos de la persona asistida) y el trabajo sexual. También concluyen que esta figura debe ser profesional y remunerado, no un voluntariado. “Con la asistencia personaltiene en común que está orientado a apoyar a las personas que no pueden acceder a su propio cuerpo y, por tanto, se trata de un recurso destinado a favorecer la igualdad de oportunidades. Con el trabajo sexual, la asistencia sexual coincide en que se trata del intercambio de un servicio sexual a cambio de dinero”.
En estas jornadas trataron, además, de dar voz a dos colectivos con poca presencia en el debate de la asistencia sexual; las mujeres con diversidad funcional y las personas con diversidad intelectual:
-Con respecto a las mujeres con diversidad funcional hablan de cómo esta invisibilidad es fruto de una socialización de género diferencial que hace que las mujeres tengan menos posibilidades de expresarse sexualmente, más aun cuando tienen diversidad funcional. Se plantea la importancia de que más mujeres con diversidad funcional se sumen al debate, desde sus vivencias y experiencias para que la asistencia sexual no se construya desde una perspectiva androcéntrica.
–En cuanto a las personas con diversidad intelectual, se critica que la figura está siendo pensada desde y por las personas con diversidad funcional física. Se plantea que en el caso de la diversidad intelectual puede ser necesaria la intermediación de una tercera persona, un/a profesional que facilite la comunicación entre el/la asistente sexual y la persona con diversidad intelectual.
Otra de las webs consultadas es la de una Asociación sin ánimo de lucro llamada Tandem Team han realizado experiencias pioneras en Cataluña y según dicen con buenos resultados. Si bien es cierto que comparten con las otras entidades y colectivos la idea de que la sexualidad para las personas con diversidad funcional debe ser un derecho, y que hay mucha desinformación y falta de educación sexual adaptada, hay puntos que difieren en cuanto a cómo enfocan la asistencia sexual con respecto a lo que explican en los enlaces anteriores. Por ejemplo, en Tandem Team dicen que a la hora de seleccionar asistentes sexuales no vale cualquiera y según ellos deben tener incorporado el trato con la discapacidad. Deben ser personas que estén acostumbradas a ver un cuerpo inmóvil, un cuerpo que babea, un cuerpo con una sonda; que sepan reaccionar ante imprevistos… Y diría más, diría que les debe parecer atractivo, que les debe gustar. Deben estar abiertos no solo a ser deseados, sino a desear».
Si accedemos a la web de Tandem Team vemos que en su enfoque para la asistencia sexual han incluido diversidad funcional, intelectual y mental, cosa que no habíamos visto hasta el momento. También hay que decir que esta web es mucho actual, y por lo que hemos ido sabiendo y deduciendo, esto de la asistencia sexual o terapia sexual está siendo algo bastante novedoso, desconocido para una gran mayoría y que sigue en proceso de construcción, al menos en España.
Otra de las diferencias que observamos es que para ellos las cuestiones económicas están al margen, entre otras cosas porque según ellos no quieren desviar el tema hacia la prostitución, Aquí no hay lucro alguno, la figura del asistente sexual es más un asistente en la diversidad, un terapeuta. Los fines son claros en el objeto social de la asociación.
En la película hubo algo que la terapeuta sexual dice al protagonista que nos llamó la atención, y es que él tenía que tener claro que ella era terapeuta sexual, no prostituta. Que la diferencia era que ella con sus servicios sexuales ayudaba al cliente a desarrollar su sexualidad para que el día de mañana pudiera practicar con su pareja y que a diferencia de la prostituta, digamos convencional, su objetivo no es que el cliente repitia. Esto, como decimos, nos llamó poderosamente la atención.
Esta diferencia entre asistencia/terapia sexual y prostitución/trabajo sexual es una postura que comparten las entidades y asociaciones que acabamos de referir.
Dentro de la perspectiva abolicionista de la prostitución también hemos encontrado un artículo, con una postura férrea y bastante inamovible respecto al tema. Según la autora, una chica que sufre una discapacidad que le provoca dificultades en el habla y el movimiento y que se declara abiertamente abolicionista, la asistencia sexual no es más que un mito. Considera que no existe ninguna diferencia con respecto a la prostitución y que los que solicitan los servicios sexuales asitenciales siguen siendo mayoritariamente hombres, por diversidad funcional que tengan. Aunque tampoco está de acuerdo en que mujeres con diversidad funcional soliciten este servicio ya que para ella la sexualidad no es una necesidad “…el sexo, o el placer sexual, no es una necesidad, y por tanto, no es un derecho. Es un deseo.Se puede vivir sin sexo; un@ se puede realizar de múltiples formas…»
Durante la charla una compañera contó como un día charlando sobre este tema con otra chica de pensamiento abolicionista ésta le dijo que bueno, si era porque era una persona con diversidad funcional sí contemplaba la idea de que podía ser necesaria la asistencia sexual. En esos casos sí…
En fin, hablamos de todo esto y compartimos algunas reflexiones. Una compañera que trabaja con personas con diversidad intelectual exponía que se ha encontrado con tesituras difíciles relacionadas con la sexualidad y con las conductas sexuales de muchxs de ellxs, sobre todo chicos.
Concluímos que efectivamente hay una carencia en cuanto a la educación sexual, no ya adaptada, sino en general. Hablamos de lo complejo del tema, de cómo de difícil es abordarlo en el cotidiano por sus múltiples realidades, más cuando no existen muchos recursos (educativos, económicos, de personal cualificado…). Hablamos de si era una responsabilidad de la familia o más bien algo que poder abordar desde distintos ámbitos, y el debate fue muy interesante.
La tarde fue muy constructiva, fue un bonito momento de compartir pensamientos y reflexiones y finalemente, podemos decir que Las Sesiones ha sido una película estupenda sobre todo, como excusa para charlar un tema tan interesante y complejo.