Esta semana Kódigo Malva quiere homenajear a la que es considerada la primera periodista gráfica que cubrió un frente de guerra y la primera en fallecer al llevarlo a cabo.
Gerda Taro se llamaba en realidad Gerta Pohorylle. A pesar de sus orígenes burgueses, desde muy joven entró a formar parte de movimientos obreros. Por eso con la llegada de los nazis al poder, y tras haber sufrido una detención, decidió huir con una amiga a París. Allí conoció a André Friedman que la introduce en el mundo de la fotografía.Este encuentro cambia sus vidas y les convierte en pareja profesional y sentimental.
Como no les iban bien las cosas, y no recibían trabajo, a Gerda se le ocurrió una curiosa idea. Inventaría un personaje llamado Robert Capa, que supuestamente era un reputado fotógrafo llegado de Estados Unidos para trabajar en Europa. Como es tan famoso, vende sus fotos a través de sus representantes: Friedman y Pohorylle, al triple del precio que un fotógrafo francés. Este truco funciona perfectamente y al poco tiempo reciben montones de encargos y por fin ganan dinero publicando los dos bajo el sello de Capa.
En 1936 al comienzo de la Guerra Civil Española viene a España a defender la república cámara en mano y a cubrir el conflicto. Gerda se convierte en la primera corresponsal gráfica de guerra y es testigo de diferentes episodios de la guerra realizando reportajes que luego serían publicados en revistas como Regards o Vu.
Se hizo famosa la fotografía tomada el 5 de septiembre de 1936, en Córdoba, “Muerte de un miliciano” considerada una de las mejores imágenes fotográficas de guerra de la historia. Existe cierta controversia sobre su autoría, pues al principio la marca «Capa» era utilizada indistintamente por ambos. Luego se produjo cierto distanciamiento entre ellos y Andre Friedman se quedó con el nombre de «Robert Capa».
El trabajo en solitario más importante de Gerda fue el de la primera fase de la batalla de Brunete. Ella fue testigo del triunfo republicano y su reportaje fue publicado en Regards el 22 de julio de 1937 y dio a Gerda un gran prestigio.Sin embargo poco después las tropas franquistas iniciarían un feroz contraataque, y Gerda decidió volver al frente de batalla en Brunete. Allí Gerda fue testigo de los salvajes bombardeos de la aviación del bando nacional, y realizó muchas fotografías, poniendo en peligro su vida. En aquel infierno murieron miles de republicanos y finalizó en derrota.
El 25 de julio Gerda se vio inmersa en el pánico de una retirada. Se subió a un coche en marcha, y fue herida al chocar con un tanque republicano. Taro muere a primera hora de la mañana siguiente, en un hospital de campo de la 35ª División, en El Escorial seis días antes de cumplir 27 años; convirtiéndose en la primera fotógrafa muerta al informar sobre la guerra. Su cuerpo fue trasladado a París, donde recibió todos los honores como una heroína republicana.
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