Os dejamos con el manifiesto que se leyó en el evento deportivo NUESTRO DORSAL 261 y que realizaron nuestras compis de Equiláteras:
Miércoles 19 de abril de 1967. Una valiente joven de 20 años llamada Kathrine Switzer, decide correr en la Maratón de Boston con el dorsal 261 a pesar de que las pruebas largas estaban prohibidas a las mujeres por su supuesta inferioridad física.
Tras ser descubierta en la carrera, los organizadores se abalanzaron sobre ella para arrancarle el dorsal. Finalmente, sus compañeros de prueba se unieron a la corredora en un gesto de solidaridad, impidiendo que le obstaculizaran el paso. Switzer acabó sus 42 kilómetros en 4 horas 20 minutos. Cinco años después de su intervención, el Maratón se abrió oficialmente a la participación femenina.
Hoy, tras 50 años de aquello, las mujeres han logrado conquistar muchos derechos en el ámbito deportivo siendo las grandes triunfadoras en España el pasado año; pero sin embargo, siguen sin tener un acceso equitativo a sus tiempos. Debido a su rol social impuesto de “eternas cuidadoras”, no pueden gozar del derecho al deporte, al autocuidado y a la salud en igualdad de condiciones.
Actualmente, las mal llamadas “labores domésticas” que implican trabajos no reconocidos y sin remunerar de cuidados, limpieza del hogar y otras responsabilidades fundamentales para la sociedad; se depositan sobre las espaldas de las mujeres de forma que cada andaluza realiza cada año trabajo gratuito por valor de 30.237 euros según el PIB de la comunidad. Por otra parte, según la Encuesta de Empleo del Tiempo 2009-2010, el 91,9% de mujeres destinan tiempo al cuidado del hogar y la familia con una dedicación media de 4 horas 29 minutos diarios. Sin embargo, sólo el 74,7% de los hombres dedica tiempo a estos trabajos. La media, en este caso, es de 2 horas 32 minutos.
Por todo ello, en el marco del nombramiento de Chiclana como “Ciudad Europea del Deporte 2015” y del “Día internacional de Acción por la Salud de las Mujeres”; necesitamos poner la mirada de género sobre nuestros cuerpos, sobre este evento y sobre la sociedad. Así, nos unimos hoy en un acto reivindicativo y de solidaridad sin precedentes en la ciudad para gritar a Chiclana, Europa y el Mundo que nuestros cuerpos no les pertenecen, que nuestros tiempos no les pertenecen y que los trabajos de cuidado deben repartirse en equidad. Son nuestra salud, nuestra vejez y nuestra vida las que están en juego.
Por otra parte no nos queremos olvidar tampoco hoy de las mujeres deportistas que únicamente son citadas en los medios de comunicación cuando han llevado a cabo logros deportivos extraordinarios: no en sus rutinas de trabajo, no en su día a día. Así, sólo son noticia -al igual que en todos los ámbitos- sólo cuando son excepcionales y siempre nombradas bajo la etiqueta de “deporte femenino” como si nuestros esfuerzos no formaran parte de “EL DEPORTE” en genérico y el mayúsculas.
La Ley del Deporte de Andalucía consagra “el deporte” como un actividad de derecho ciudadano. Bajo estos términos, el deporte es un derecho como lo es poder votar o poder denunciar. Además de los maratones y otras actividades que se organizan desde las distintas administraciones de la localidad, pedimos que se visibilicen las causas reales por las que son menos las mujeres que pueden disfrutar, en su día a día, de este derecho que nos trae tantos beneficios físicos y psicológicos. Por ello, a través de este manifiesto; pedimos:
- Que se reconozca y se visibilice en la “localidad deportiva de Chiclana” que las mujeres tienen un acceso restringido a su derecho al deportedebido a una cultura androcéntrica. A través de ésta, se nos repite una y otra vez lo diferente que somos hombres y mujeres únicamente para naturalizar la explotación que reciben ellas. Las mujeres que ejecutan este rol siguen sin recibir un sueldo y un reconocimiento por este trabajo asignado. Asimismo, acaba cuidando siempre a otras personas. Nunca a sí misma. Equidad es reparto de tareas. Equidad es hacer una revolución desde la casa:el reparto de tareas en el hogar puede cambiar el mundo.
- Que se promocione el autocuidado en las mujeres y el reparto igualitario de los tiempos. No se trata de incluir el deporte de manera insostenible en las rutinas de las mujeres añadiendo un nuevo estrés en sus vidas bajo el fin de conseguir, así, los cuerpos imposibles que el sistema nos ha impuesto. Se trata de repartir tareas para que el derecho al deporte no sea una obligación más sino un disfrute. De paso, desmentimos el mito: “esos cuerpos no existen”. Ya basta de photoshop.¡La talla 38 nos aprieta el chocho!
- Que se visibilice el deporte como un derecho con innumerables beneficiosy al que debemos tener acceso en igualdad de condiciones. Quien lo probó lo sabe: el deporte nos desestresa, hace que nuestros cuerpos hablen y se expresen, nos desoxida, nos da vida, paz, alegría… Hagamos que la condiciones globales y los roles socioculturales se muevan en el sentido correcto para que vivir desde la alegría y la salud sea objetivo primordial de todas y todos.
- Que se aprovechen las grandes citas enfocadas a las mujeres para insistir en estas ideas en el año en que Chiclana es Ciudad Europea del Deporte en 2015. Es una ocasión de oro para poner la mirada en la perspectiva de género en el ámbito deportivo y de la salud.
- Que se fomenten los referentes femeninos del deporte chiclanero y los valores fuertes y simbólicos que las mujeres deportistas representan. Es necesaria una campaña visual y destacada sobre las mujeres deportistas en Chiclana y sus logros: que lleguen hasta las escuelas deportivas, que se hagan ver sus experiencias y sus valores en cada colegio e instituto. Dejen de convertir al futbolista de la casa en el centro social de todas las conversaciones mientras las niñas nacen sintiéndose únicamente importantes cuando son las monas y dulces de la casa. Dejen de promover que la valía de las niñas esté directamente relacionada con su pasividad. Son vidas que acabarán en violencia. Son vidas que sólo accederán a sus propios cuerpos después de mucho tiempo perdido.
Sin referentes, a las niñas de Chiclana les costará más introducirse en el mundo deportivo. Sin referentes nos morimos. Lo que no se nombra, no existe.
Las mujeres debemos poder tener el derecho de vivir únicamente en los límites que marcan nuestros propios cuerpos para que los otros cuidados dejen de ser responsabilidad, únicamente, nuestra. Debemos tener el derecho de llegar a una vejez digna en la que, por ende, también nosotras podamos ser cuidadas. Tenemos derecho a que nuestro cuerpo sea nuestro y a que nuestro trabajo deje de ser el que sostenga que todos los cuerpos puedan vivir en alegría y vitalidad excepto los nuestros.
“Nuestro dorsal es nuestro derecho al deporte. Es el lugar que hoy reivindicamos y exigimos. Nuestro dorsal es nuestro tiempo” Que no nos roben más
¡Que empiece la revolución desde los cuerpos!
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