Esta semana, con motivo del Día Internacional del Jazz que es el 30 de abril, queremos visibilizar a la cantante Ella Fitzgerald.
Ella Jane Fitzgerald (Newport News, Virginia, 25 de abril de 1917 – Beverly Hills, 15 de junio de 1996), apodada «La primera dama de la canción», fue la cantante más popular de jazz en los Estados Unidos durante más de medio siglo. Junto con Billie Holiday y Sarah Vaughan está considerada como la cantante más importante e influyente de la historia del jazz (y, en general, de la canción melódica popular de Estados Unidos). Ganó 13 premios Grammy y vendió sobre 40 millones de discos y fue galardonada con la Medalla Nacional de las Artes y la Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos.
Dotada de una voz con un rango vocal de tres octavas, destacando su clara y precisa vocalización y su capacidad de improvisación, sobre todo en el scat, técnica que desarrolló en los años cuarenta y que anunció el surgimiento del bebop.
Su voz era flexible, amplia, exacta y eterna. Podía cantar baladas sensuales, jazz dulce e imitar todos los instrumentos de una orquesta. Trabajó con todos los grandes del jazz, Duke Ellington, Count Basie, Nat King Cole, Frank Sinatra, Dizzy Gillespie y Benny Goodman. (O más bien, algunos podrían decir que todos los grandes del jazz tuvieron el placer de trabajar con Ella.)
Su público era tan diverso como su gama vocal. Eran ricos y pobres, de todas las razas, todas las religiones y todas las nacionalidades.
Criada en un ambiente dramático que condicionó su comportamiento, tuvo frecuentes problemas de el absentismo escolar e incluso con la policía, lo que la llevó a ser internada en un reformatorio, de donde trató de escapar varias veces, así como de su casa.
Ya de pequeña le gustaba bailar y cantar en un club escolar y en el coro de la Bethany African Methodist Episcopal Church. Aprendió a tocar el piano, escuchaba la radio y estudió todas las grabaciones que salían de Louis Armstrong y las Boswell Sisters.
Encontró un lugar en la State Training School For Girls de Nueva York, una especie de hospicio. Hacia 1934 lo abandonó.
Ella debutó como cantante a los 19 años, en 1934, en el Harlem Apollo Theater de Nueva York, ganando el concurso Amateur Night Shows con la canción «Judy», interpretada al estilo de su ídolo Connee Boswell. Tras una breve colaboración con la banda de Tiny Bradshow, Ella consiguió entrar en la orquesta de Chick Webb, convencida por el reputado arreglista y saxofonista Benny Carter. Se convirtieron en amigos de por vida, trabajando juntos muy a menudo.
Comenzó a cantar con la banda de Chick Webb en 1935, en el Savoy Ballroom de Harlem. En 1937, la mitad de los temas de la banda contaban ya con la voz de Ella, pero no fue hasta la grabación de su versión de «A Tisket a Tasket» en 1938 cuando alcanzó el estrellato, con 21 años. El álbum vendió 1 millón de copias, llegó al número uno y permaneció 17 semanas en las listas de pop. De repente, Ella Fitzgerald se hizo famosa.
Durante esta etapa, Fitzgerald era esencialmente una cantante de pop y swing que daba lo mejor de sí en las baladas. Efectuó numerosas grabaciones con Louis Armstrong, Count Basie, Duke Ellington y en solitario.
Cuando Chick Webb falleció en 1939, la banda continuó su gira bajo el nuevo nombre de Ella Fitzgerald and Her Famous Orchestra. Unos años más tarde Ella disolvió la formación.
Comenzó su carrera en solitario en 1941. Cantó con the Ink Spots, Louis Jordan y The Delta Rhythm, y en 1946 empezó a cantar con regularidad en los conciertos de Norman Granz Jazz at the Philharmonic (JAP), convirtiéndose Granz en su mánager. Un gran cambio se produjo en el estilo de Ella durante este período. Estuvo de gira con la banda de Dizzy Gillespie y adoptó el bebop como parte de su estilo, y comenzó a incluir fragmentos de scat en sus interpretaciones.
El manager de Ella defendía los derechos civiles y la igualdad de trato para sus músicos, independientemente de su color. Norman se negó a aceptar cualquier tipo de discriminación en hoteles, restaurantes o salas de conciertos, incluso cuando viajaron al sur profundo.Norman no era el único dispuesto a defenderla. Recibió apoyo de numerosas celebridades, incluyendo a Marilyn Monroe.
Las series de duetos con el pianista Ellis Larkins en 1950 y 1954 la hicieron interpretar composiciones de George Gershwin, como haría en uno de sus songbooks.
Tras aparecer en la película de 1955 Pete Kelly’s Blues, Ella firmó por fin con el sello Verve de Norman Granz y durante varios años grabaría los famosos Song Books de los grandes compositores estadounidenses de música popular: Cole Porter, los Gershwins, Rodgers & Hart, Duke Ellington, Harold Arlen, Jerome Kern y Johnny Mercer. En 1960 graba su concierto en Berlín, que se convierte en su disco más importante para Verve.
Fitzgerald grabó para Capitol y Reprise entre 1967 y 1970. En sus últimos años, Fitzgerald volvió con Granz para formar parte de su nueva compañía. Su colaboración comenzó con un gran concierto en 1972, el Santa Monica Civic concert, y siguió a lo largo de toda la década con discos orientados plenamente al jazz, cantando con Count Basie, Federico Parra, Oscar Peterson y Joe Pass, entre otros.
Ella se unió a la gira de la Filarmónica, trabajó con Louis Armstrong en varios álbumes y comenzó a producir su serie cancionero infame. Grabó portadas de álbumes de otros músicos, incluyendo Cole Porter, Duke Ellington, el Gershwins, Johnny Mercer, Irving Berlin, Rodgers y Hart.
También comenzó a aparecer en espectáculos de variedades de televisión. Se convirtió rápidamente en la favorita y frecuentemente invitada en numerosos programas, incluyendo «El Bing Crosby Show,» «The Dinah Shore Show» «The Frank Sinatra Show», «The Ed Sullivan Show», «The Tonight Show,» «The Nat King Cole Show» «The Andy Willams Show» y «The Dean Martin Show».
Continuó a pesar de los efectos nocivos sobre su salud. Recorrió el mundo entero, a veces realizando dos conciertos el mismo día en ciudades a cientos de kilómetros de distancia.
Fuera de las artes, Ella tenía una profunda preocupación por el bienestar infantil. Aunque raramente fue publicitado este aspecto de su vida, con frecuencia hizo generosas donaciones a organizaciones para jóvenes desfavorecidos.
En 1987, el Presidente de Estados Unidos Ronald Reagan otorgó a Ella la medalla Nacional de las artes. Fue uno de sus momentos más preciados. Francia siguió el ejemplo años más tarde, otorgándole su premio de comandante de Artes y letras, mientras que Yale, Dartmouth y otras universidades otorgaron a Ella doctorados honoris causa.
A partir de 1985, Ella empezó a estar enferma, tuvo problemas respiratorios y del corazón y le diagnosticaron diabetes. A pesar de las protestas de familiares y amigos, Ella volvió al escenario. Los efectos de su diabetes empeoraron y a los 76 años Ella experimentó graves problemas circulatorios y le amputaron las dos piernas.
En la década de 1990, Ella había registrado más de 200 álbumes. En 1991, dio su último concierto en el famoso Carnegie Hall de Nueva York. En 1996, cansada de estar en el hospital, quería pasar sus últimos días en casa. El 15 de junio de ese año, Ella Fitzgerald muere en su casa de Beverly Hills.