Hipatia significa «la más grande». Natural de Egipto, no se sabe cuando nació pero sí que murió en marzo del 415. Se sabe muy poco de su vida, y de su obra, se conoce sólo una pequeña parte, gracias a los escritos de algunos de sus discípulos.
Su padre, Teón, ilustre matemático, supervisó la educación de su hija con un espíritu especialmente liberal para su época permitiendo que desarrollara sus excepcionales aptitudes y se convirtiera en astrónoma, filósofa y matemática.
En ese tiempo, La mujer estaba sometida a la autoridad paterna o del marido. Adquiría derechos por herencia o por divorcio, pero bajo la tutela del estado que restringía sus derechos públicos. Sin educación y sin independencia económica era difícil realizar sus ambiciones intelectuales. En este entorno, Hipatia fué una excepción, favorecida por la inusual liberalidad de su padre.
Tras haber recibido enseñanza en filosofía y matemáticas en el Museo (con siete siglos cuando nació Hipatia, era una institución dedicada a la investigación y la enseñanza, con más de cien profesores y dos bibliotecas). Hipatia viajó por Italia y Atenas, donde siguió los cursos de la Escuela Filosófica dirigida por Temistius, Plutarco el Joven y por su hija Asclepigenia. Al regresar a Alejandría, se dedicó a enseñar a «todo el que quisiera oírla»: Matemáticas, astronomía, filosofía y mecánica a personas de todas las religiones, procedencias y razas, convirtiéndose su casa en un gran centro de instrucción donde acudían estudiantes de todas partes del mundo romano intelectual, atraídos por su fama.
Entre sus alumnos había cristianos, como por ejemplo su alumno predilecto, Sinesio de Cirene (con posterioridad obispo de Ptolemaida entre 409 y 413), perteneciente a una familia rica y poderosa, que mantuvo una gran amistad con su maestra.
Este personaje dejó escrita mucha información sobre Hipatia. Se refería a ella como «la auténtica maestra de los misterios de la filosofía«
Fue miembro y cabeza de la Escuela neoplatónica de Alejandría a comienzos del siglo V.
Su carácter singular de mujer entregada al pensamiento y la enseñanza en ese tiempo, su fidelidad al paganismo en el momento de auge del catolicismo teodosiano como nueva religión del Estado romano, y su muerte a manos de cristianos le han conferido gran fama. La figura de Hipatia se ha convertido en un verdadero mito: desde la época de la Ilustración se la presenta como a una «mártir de la ciencia» y símbolo del fin del pensamiento clásico.
Era pagana y filósofa, pero no abiertamente combativa contra el cristianismo (como otros neoplatónicos militantes). Era una mujer de enorme prestigio por su ciencia, pero también por su moralidad y su carácter. Que fuera bella y virgen, casta y tolerante, aumentaba su prestigio.
Mantenía buenas relaciones con el prefecto de la ciudad, Orestes (quien también había sido objeto del ataque de los fanáticos monjes, usados por Cirilo como fuerza de choque), y eso la hacía influyente y admirada y solicitada, hasta desatar los celos y la envidia del clero. Por eso se decidió su eliminación y se llevó a cabo esa ejecución tan horriblemente ejempla
La bella filósofa platónica resultó víctima de su prestigio profesional. Fue una clara mártir del paganismo, inmolada por unos fanáticos cristianos, hirsutos y feroces, a los que el poder eclesiástico ofreció una escandalosa impunidad. Todo un ejemplo de ferocidad e intolerancia triunfantes en una época histórica de raros reflejos, y de curiosos ecos en otros tiempos.
Por su parte, los movimientos feministas la han reivindicado como paradigma de mujer liberada en todos los campos.
Gemma Beretta, feminista y autora del libro Ipazia d’Alessandria, analiza sus aportaciones en astronomía y matemáticas, revalorizando muy positivamente su papel como último eslabón de la tradición científica del Museo, y propone una nueva interpretación de su figura, en clave feminista.
Da a entender que Hipatia murió sacrificada en el conflicto de poderes de su tiempo por su esencial condición femenina. El acento queda así desplazado, de su condición de filósofa pagana, a la de mujer prestigiosa con autoridad política. Y en Hipatia se diron lo uno y lo otro.
“Hipatia, la virgen justa que retorna al mundo, es la muerte del patriarcado”. (del libro Ipazia d’Alessandria)
Con Hipatia desapareció el pensamiento matemático griego que emergerá de nuevo un milenio más tarde durante el Renacimiento.