Desde Kódigo Malva queremos hacer un posicionamiento público en defensa de la libertad de expresión y de rechazo a la violencia contra las propias trabajadoras sexuales y a quienes nos posicionamos en defensa de sus derechos.
En nuestro colectivo apostamos por escuchar todas las voces, establecer debates y diálogos. No es un ejercicio fácil, pero creemos firmemente que es desde el aprendizaje colectivo, durante los procesos y desde el respeto, sobre todo a las propias personas que se exponen desde sus experiencias, es desde donde se resiste, se construye y se transforma.
Somos conscientes de la posibilidad de que, por muy feministas que nos autodenominemos, podemos ejercer o perpetuar esas violencias hacia otras compañeras. Es desde la autocrítica, la reflexión, el reconocimiento de los privilegios y la escucha activa desde donde hemos elegido posicionarnos como pro derechos porque entendemos que es misma base desde la que partir y no mantenernos en la hipócrita equidistancia cuya consecuencia puede ser la vida.
El debate no es algo nuevo, tampoco está polarizado y la abolición del trabajo sexual nunca ha pasado por negar o limitar derechos e invisibilizar esta realidad, como pretenden hacernos creer quienes pontifican con discursos inquisitoriales y se escudan en esta postura para violentar, difamar y excluir. Nunca negaremos que existen disensos, diferencias ni censuraremos debates con aquellas posturas o personas, es más, nos parecen necesarios para enriquecernos.
No lo vamos a tolerar porque sabemos que estamos ante una manipulación interesada cuyo objetivo principal es el mantenimiento del status quo, limitar la libertad y el derecho a decidir y debilitar el movimiento feminista.
Compañeras, hagamos del “amo a ehcushá” un ejercicio de empatía para intentar deshacernos día a día de este patriarcado que no sólo tiene nombres, también tiene apellidos.

*Pinchando el la fotografía podrás leer la noticia recogida en el diario de Cádiz.