♀️ LAS MUJERES SOSTENEMOS LA VIDA
➡Comunicado de los Colectivos Feministas de la Provincia de #Cádiz 👇
Una crisis sanitaria en medio de una emergencia climática.
Una emergencia climática provocada por un capitalismo que flexibiliza tanto los modos de producción como el trabajo en un mundo global. Un capitalismo que produce riesgos para el medioambiente y para las personas que habitamos en él, pero que no asume las consecuencias como propias, sino como secundarias, efectos no buscados de su actividad a nivel global.
Sin embargo, es necesario que asuman esa responsabilidad sobre las consecuencias que derivan de sus actividades y se realicen cambios en el modelo capitalista vigente. Que desarrollen las necesarias e inevitables transiciones ecosociales tal como lo atestiguan innumerables evidencias científicas energéticas, sociales, industriales, ecológicas, económicas, etc.
Estas transiciones a realizar deben ser en función de las necesidades e intereses de las mayorías sociales, no de las élites, cuyo planteamiento es una negación de lo insostenible del mantener el modelo actual.
Además de la evidencia medioambiental, y de la necesidad de transitar hacia modelos de sostenibilidad ecológica y energética. Esta pandemia global evidencia las estrechas relaciones entre la salud humana, animal y ambiental. Esta catástrofe está destapando los horrores del sistema en el que vivimos y ahora que nuestro ritmo de vida ha parado, podemos escucharlo y actuar.
Pero existe una evidencia más, es la que la sostenibilidad de la vida está en juego hablamos de un sistema que fomenta la descohesión social a través de prácticas de la individualización, fomentando diferencias, desequilibrios y asimetrías de poder. Porque cuando el sistema nos hace autoresponsables de nuestros relatos vitales, nos fragiliza y nos domina.
Nuevamente esta pandemia demuestra la interdependencia entre personas y países, que hace necesaria una red de Cuidados. Nuevamente, nosotras, las mujeres, estamos demostrando ser ese elemento que cohesiona, que sostiene la vida, que junta y recompone fragmentos a través de redes de cuidado, que sigue manteniendo y sosteniendo la vida.
A pesar de eso, nos toca de nuevo a las mujeres, ser las principales víctimas de esta crisis generada por el coronavirus, porque nosotras nos convertimos en las vulnerables de esa flexibilización extrema. Con ese trabajo flexible somos nosotras quienes asumimos los contratos parciales, temporales, aquellos que nos alejan de los derechos sociales tal y como se ha construido nuestro sistema de protección social. La desprotección y precariedad aumentan si tenemos en cuenta que somos muchas las que trabajamos sin cotizar. Sobreviviendo. Buscando la vida a costa de poner nuestros cuerpos a trabajar, fuera del hogar. Porque en el sistema patriarcal actual, todavía existen muchos trabajos que realizamos las mujeres y que no están reconocidos como tales. En ese no reconocimiento se dibujan también las desigualdades en base al género.
Volvemos a ser invisibles.
Lo que la pandemia ha ofrecido poniendo la mirada, no en los costes ni en las ganancias, sino en las vidas es que la vida la sostenemos las mujeres. Eso supone, por fin mirar la realidad de las personas que trabajan en la agricultura aquí en Andalucía; Huelva, Almería. Los medios empiezan a mostrar las vergüenzas del poder económico. Pero curiosamente las jornaleras no salen, no se ven, parecen no existir, a pesar de sufrir en muchos casos no sólo sobreexplotación, sino abusos y agresiones sexuales.
Algunas valientes se atrevieron a denunciarlo hace un año. La justicia patriarcal archivó las causas. Sus agresores quedaron impunes. Hoy esos mismos abusadores y agresores vuelven a disponer de cuadrillas de mujeres en sus campos, para explotar, abusar o agredir con total impunidad.
Es momento de aprender que es una crisis del sistema capitalista que va en contra de la vida y que es prácticamente insostenible. De la misma manera que el patriarcado se apropia de los cuerpos de las mujeres, el capitalismo se apropia del planeta; en un ejercicio de dominación y explotación que ha generado una crisis ambiental y social sin precedentes y que aún puede ser mucho peor. Exigimos un futuro que merezca la pena vivir, un futuro donde exista la vida. Vamos a abrir un ciclo de esperanza para toda la humanidad y empatizar con aquellas partes del planeta que vienen sufriendo el sistema extractivista desde hace mucho tiempo a costa de nuestros privilegios. Por eso ponemos en el centro la vida, la sostenibilidad de la vida.
Desde la coordinadora de colectivos feministas queremos ser la voz de todas esas mujeres invisibles, pero que están ahí, las jornaleras y las que ahora además no pueden ejercer sus trabajos y por tanto están sin dinero para sobrevivir y mantener a su gente, sus criaturas. La pobreza tiene cara de mujer, la economía sumergida y las víctimas de violencia de género también.
Hay que derogar las últimas reformas laborales, que favorecen la flexibilización sin seguridad a cambio para las trabajadoras, de manera que el empleo esté protegido y las personas estén por encima de las máquinas y los beneficios. Hay que generar una renta básica suficiente para que ninguna mujer quede atrás y pueda vivir y no sobrevivir. Ha llegado el momento del reparto económico, que nadie se vea sin renta, sin vivienda, hay que poner la vida en el centro, todas las vidas valen. Nadie sin papeles, nadie detenido por no tenerlos, nadie sobreexplotado por ello.
Frente a un sistema que nos individualiza y nos fragmenta, la acción social se torna necesaria
Necesitamos unirnos, organizarnos, sororizarnos.
#JuntasSomosMásFuertes #NingunaMujerExcluida #ContraLaPobreza#NiUnaMenos
🖌️Imagen: María Hesse

Coordinadora Feminista de la provincia de Cádiz – 28 de mayo de 2020.