Kelly Reichardt, es la realizadora y coguionista de esta película , que en un primer visionado nos ha parecido un poco lenta e inaccesible, pero que en posteriores hemos descubierto un manifiesto al arte con recursos que no son los habituales.
Kelly, nacida en California en 1964, es escritora, guionista, realizadora y profesora. Ella se pregunta ¿Qué es el cine sino una reivindicación de lo anónimo, una manera de convertir lo intimo en colectivo?
En esta cinta Reichardt un ejercicio narrativo compuesto por tres historias. Las acciones suceden de manera lineal y sin grandes saltos, cada una de ellas destinada a la narración de una anécdota en la vida de una mujer, y un último episodio, reservado a modo de epílogo, en el que se da a conocer el estado de cada protagonista tras ese acontecimiento concreto. En este tipo de cine reflexivo y pausado, suele decirse que es más importante la forma que el contenido; en Certain Women, por el contrario, es tan importante lo que se cuenta como la manera de hacerlo. En cuanto a ese qué, preponderante argumental en toda narración o anécdota, encontramos, como ya hemos mencionado, la trivialidad cotidiana de personas que no destacan por ocupar un cargo de gran poder, ni tampoco por lo contrario, estamos ante gente corriente que trabaja para vivir de la mejor manera que les sea posible. No obstante, sí hay un componente que conectará todas las historias, aunque no resultará una cualidad limitante de su riqueza temática: el machismo, algo que podemos deducir por el título. Además de estar todas ellas protagonizadas por personajes femeninos, el guion indaga en la constante lucha de la mujer actual en un mundo lleno de prejuicios. El machismo sigue presente en el progresista siglo XXI, y se manifiesta de manera recurrente y estandarizada, no sólo en las pequeñas poblaciones rurales norteamericanas que quedan representadas en la película, sino en todo el mundo.
Cada narración cuenta con una serie de instantes elocuentemente subrayados con algún truco de edición —un oportuno zoom, la incorporación de música sugerente, un encuadre enfático…—, que nos llevarán a pensar que algo está por suceder. Se establece pues el principio fundamental de la tragedia, el romance, la venganza, el adulterio… pero nada termina de cocinarse, nada alterará la indolente rutina de los personajes, que quedarán a la espera del prometido cambio en sus potencialmente vacías existencias. Entonces, con el poético avance bucólico característico de Miguel Hernández y la dolorosa soledad, originada por el amor (o su ausencia), propia de Petrarca, la directora nos mueve con una lenta narración, llena de recursos estilísticos como descripciones de paisajes, alegorías, antítesis, aliteraciones… incidiendo en un lenguaje claro y transparente con el que se exalta la representación de los sentimientos y pueden éstos cobrar vida propia.
Para nosotras ,como decimos al principio, ha sido un visionado difícil, pero nos quedamos con la satisfacción y la convicción de que las expresiones artísticas, sí que tienen género. Que hay otra forma de hacer las películas sin la estructura típica Holiwoodiense y masculina.
Deseando ver otra película de la autora y comprender un poco mejor las formas y los fondos diferentes.