El miércoles 18 de agosto se convocaron concentraciones en diferentes ciudades de la provincia de Cádiz contra la guerra y el integrísimo y por los derechos de las mujeres en Afganistán donde se leyó el manifiesto consensuado y elaborado por la coordinadora de colectivos feministas de la provincia de Cádiz.
Ante la situación de emergencia de estos últimos días en Afganistán, las diversas organizaciones que nos encontramos hoy aquí manifestamos nuestro rechazo total a las violencias que se están llevan a cabo contra la población civil afgana, violencias que de manera específica se ‘ejercen sobre los cuerpos de las mujeres. No es una violencia nueva, sino la réplica de las violencias y agresiones que sufren todas las mujeres durante las guerras y en especial la que las afganas llevan arrastrando por más de 20 años.
Este continuo de las violencias que sufren las mujeres, en forma de secuestros, violaciones, lapidaciones o matrimonios forzados lo que pretenden es despojar a las mujeres de su libertad. De ahí que uno de los objetivos de antes y de ahora sea la prohibición de que las niñas puedan ir a la escuela, que las mujeres tengan acceso a la educación y que puedan acceder al espacio público. A pesar de sus prohibiciones para invisibilizarlas y para impedir su desarrollo personal y profesional, no han podido silenciar las voces de las mujeres afganas, que han denunciado antes y denuncian ahora las atrocidades de los talibanes y los señores de la guerra. Sus voces, incluso desde la clandestinidad y poniendo en peligro sus propias vidas, han mantenido una mirada crítica y de denuncia, contra la guerra y contra la invasión del ejército de Estados Unidos y sus aliados.
La invasión de las tropas estadounidenses que con el eufemismo de Libertad Duradera justificó el ataque a los talibanes con la pretendida liberación de las mujeres no ha servido para llevar la paz duradera en el país, al contrario, la violencia, los ataques, las bombas, los atentados, la violación de los derechos humanos … han aumentado. Desde que se firmase la paz en Doha (Qatar) en febrero de 2020, en los primeros 6 meses de ese mismo año más de 1.200 personas han perdido la vida, según la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Afganistán.
Según ACNUR desde principios de 2021, 400.000 personas han sido desplazadas, de los cuales el 80% de las personas que tiene que huir de sus hogares son mujeres, niños y niñas.
Afganistán es el tercer país que más personas desplazadas tiene por delante de Siria: 2,9 millones de personas refugiadas están en 96 países, principalmente en Pakistán e Irán.
Los millones de miles de dólares que Estados Unidos y sus aliados han invertido durante estos años han ido a parar a las manos de los que les interesa mantener vivo el conflicto armado. Unos recursos que nunca han tenido como objetivo primordial la educación de las niñas, los niños y de las mujeres, los hospitales o las escuelas, ni mejorar la vida de la población civil. Unos recursos que deberían haber sido destinados a fortalecer y consolidar un verdadero gobierno democrático en Afganistán.
Por el contrario, los Estados Unidos han mantenido durante todos estos años un gobierno compuesto por políticos reconocidos entre el pueblo afgano como señores de la guerra, criminales y corruptos.
Los Estados Unidos nunca derribaron a los talibanes, sencillamente estos se han mantenido a cierta distancia, esperando el momento oportuno y el vacío de poder para volver a imponer sus políticas fundamentalistas, represoras y violentas. ¿Quien ha financiado y quién financia los talibanes y los señores de la guerra? ¿Quien ha seguido vendiendo armas a los talibanes?
Como dice la Malala Yousafzai: si se quiere acabar con la guerra con otra guerra, nunca llegará la paz. El dinero gastado en tanques, armas y soldados deben gastar en libros, lápices, escuelas y profesorado. La educación es poder para las mujeres y por eso los talibanes tienen miedo de la educación. No quieren que las niñas vayan a la escuela porque saben que estas niñas se convertirán mujeres poderosas, mujeres libres.
Las organizaciones aquí presentes:
• Exigimos a los respectivos gobiernos de la comunidad internacional que utilicen todos los mecanismos políticos necesarios para poner fin a las violencias en Afganistán.
• Exigimos a la comunidad internacional y la comunidad europea, al gobierno español el establecimiento de vías de migración legales y seguras, la eliminación de los visados de tránsito, el inmediato reconocimiento de protección internacional y/o asilo a las personas que huyen de Afganistán y todos los territorios golpeados por las guerras y la acogida digna de todas las personas refugiadas. Exigimos la eliminación de los Centros de internamiento de extranjeros y condenamos todas las practicas que los estados perpetúan en contra de los derechos fundamentales de todas las personas que huyen en miles de territorios por temor a perder sus vidas.
• Denunciamos y rechazamos cualquier forma de opresión, represión y violencia contra el pueblo afgano, y en especial hacia las mujeres y las niñas.
• Exigimos que los recursos económicos se destinen a mejorar la vida de las personas y no para alimentar los negocios de los señores de la guerra y la industria armamentística. y todos aquellos que se lucran con el sufrimiento de las personas.
POR UNA VIDA DIGNA Y EN LIBERTAD.
SOLIDARIDAD CON LAS MUJERES DE AFGANISTÁN
