A mitad del año 2020 vimos como la pandemia por COVID dejaba al descubierto algo que ya sabíamos: la inhumanidad de la vida de nuestras mayores. Por aquel tiempo, nos planteábamos empezar una pequeña investigación que nos diera las herramientas para llegar a un decálogo para una vida en la ancianidad que tuviera en cuenta la situación precaria a nivel económico, la satisfacción de los deseos propios, el derecho a la salud y a la socialización (y +) de todas aquellas compañeras que están en edades avanzadas.
Nos da mucha tristeza que dentro de los movimientos feministas (hegemónicos y no) no se encuentre un lugar para aquellas de nosotras que están en la última, pero no menos importante, etapa de sus vidas.
Nuestro objetivo desde entonces ha sido reclamar como defienden bell hooks, Magda Piñeyro o Anna Freixas, aquellas opresiones que nos atraviesan y reapropiarnos de sus nombres. Al igual que YO NEGRA o YO GORDA; como colectivo fuertemente atravesado por la intergeneracionalidad, decimos YO VIEJA.
Todo ello con la profunda certeza de que esto se convierta en una acción radical por la que reclamamos el derecho a ser vistas y consideradas sujetas políticas de pleno derecho y con total capacidad de agencia.
En principio armamos un anteproyecto de investigación para hacer un diagnóstico cuantitativo y cualitativo de la situación a nivel local y provincial pero, a medida que íbamos avanzando, nos dimos cuenta de la complejidad, la falta de recursos y de que lo que nos iba pidiendo el cuerpo era otra cosa. Decidimos que fuese más bien un poner en común de todo aquello que deseamos para la vejez y todo lo que nos llegaba a la piel a través de recuerdos y deseos de lo no vivido en nuestros propios cuerpos.
Decidimos volcar todas esas reflexiones y sentires en un fanzine al considerar, también, que rara vez estos formatos recogían las vivencias y las subverciones de las mujeres viejas.
Un fanzine, es una revista casera que se usa para contar historias, entre otras cosas, no entrando nunca en el producto editorial ni académico , por lo que tiene un profundo carácter revolucionario en el sentido de la libertad total de la narrativa. Así que decidimos reunirnos un fin de semana para juntar todo el contenido que teníamos, ponerlo en común, y darle forma al VIEJAZINE.
Después de mucho trabajo, llegamos a dos retos importantes: hacer un decálogo sobre MUJERES VIEJAS y redactar un nuevo y simbólico contrato social-vital que el VIEJAZINE también incluye.
Esperamos que podáis disfrutarlo desde la herramienta sencilla y sentida que es: como un pequelo hilo del que poder tirar para seguir construyendo narrativas que apuesten por una vida con la vida al centro. A todas las edades.
Haz
y disfruta del VIEJAZINE
