Este año se ha hecho de rogar, pero ya tenemos aquí el resumen de todo lo que hemos hecho o participado durante el año 2021:
Cuando pienso en el 2021 lo primero que se me viene a la cabeza es que fue el segundo año de pandemia que siguió marcando agendas y los espacios comunes, provocó negativas reacciones físicas antes impensables e intentó marcar nuestra línea de actuación.
Tuvimos que anular algunos planes que venían de lejos que ya habíamos empezado a organizar como aquella convivencia molinera y el encuentro con algunas comares serranas de manifestación. Pasamos frío, que nos quitábamos gracias a las mantitas de nuestra rubia preferida; nos picaron los mosquitos en todos los espacios libres donde no llegaba el repelente; hubo estampidas ante la hora límite del toque de queda; no pudimos abrazar a las compañeras que sin estar presentes, están.
También recuerdo el tiempo que llevábamos intentando darle forma a la carga mental que nos suponía vivir el 8M institucionalizado y de luchar contra las exigencias que, para estar a la altura, se esperaba de nosotras. Y hete ahí que llegó nuestra postura, una postura que molestó y que el 25N remató.
Pero si en algo destacó realmente este año fue en los encuentros de los miércoles donde la vejez estuvo en el centro de aquella mesa llena de cuadernos, ideas, cervezas y mascarillas, marcando nuestro camino. También la vuelta al zulito, que después de más de un año sin aparecer por allí nos sirvió para reubicar espacio, hacer limpia y volver a pensar en solicitar una habitación propia más grande. Y, como no tenemos remedio, las mejores anfitrionas hicieron de su casa nuestro hogar (La Guarida), donde incluso hasta Nakero con sus ladridos en esos atardeceres nos hizo ser felices.
Aquí está la memoria que con tanto cariño ha enjaretado la que vive en Écija.